Santiago Miranda

La efímera vida del orgasmo

 


Me voy y se van también de mí
Las palabras y no sé, si quisiera
Que este desvanecimiento incontrolable
Vaporizador de la corriente de una consciencia
Líquida, liquidada durara por siempre

¿En cuál sentido la tensión se une
Acumulando sus nudos asfixiantes
Tensionando los ahogos, hilvanados los discursos
En la red que sostiene al ser, asujetado
A su propio campo bordado de presiones?

-silencio, escucho-
No hay nada que la fricción no pueda
La música lo comprender al ser movimiento
Vibración de cuerpos abstractos, toca la carne
Y dime, ¿Cómo el trémulo temblor se siente?
Hacia el fin de los cuerpos derrumbados
Vuelven del oscuro paraje con una sonrisa
Entre los labios y las manos también sucias

El reinicio parece ser necesario cada ciertos pasos
Y me reubico, en el tiempo de este cuerpo
Y voy y vuelvo, cada cierto tiempo indeterminado
Y voy y voy, y no sé el momento
En qué preferiría estar afuera o adentro
Y me desconozco dentro, tu cuerpo, espacio
No sé si es tuyo o mío, y tú otro cuerpo
Con el que murmullo todo el tiempo, no lo sabe
Con certeza cómo funciona esto, explotamos
Por fuera, por dentro, en los pequeños e invisibles espacios
Luego, continuamos cada camino del deseo hasta recargarnos