Siempre poeta,
siempre mientas tus ojos
estén ahí para los míos,
cuando del beso su distancia
se permita cual sendero a nuestras bocas,
justo al pasar tus cabellos
en mis dedos;
y al mirar no esté la noche oscura ya en el cielo
sino dance en el orbe de tus pupilas;
y que se sacrifiquen mil palabras
para que una sonrisa nazca de tus labios nada más.
Entonces, tu desnudez será para mis palabras
su vacío,
siendo poeta, humilde pero poeta,
cuantos gritos le arrancaré a tus ojos
cuando sus orbitas hagan suyo mi silencio,
aquello de nuestros cuerpos prohibidos
no será dulce y errante poesía,
sino un sueño enigmático y verdadero.
Y así, vida mía, moriré poeta,
el perfume de tus labios, los de tu boca fugitiva
hasta el fin de mis días, a mis labios no será un exceso;
dulce peón de este oficio de amarte,
y moriré, mientras me miras,
mientras. yo como un poeta te miro.