Extraño lugares, que ahora no me extrañan. Que no extrañan la ausencia del beso, ni echan de menos la sombra de la piel. Ni el desvelo de la interrogante. Ni arrancan por la borda las ganas de decir, aún queda un poco de café, quédate y le calentare a fuego lento, mientras me guías en silencio ha donde tus sueños siempre me han mantenido lejano, donde el alma es una. Extraño lugares, que ahora no me extrañan, que en silencio no piden mi regreso, y por cada noche que pasa no piden un deseo. Mis ojos lloran por verte de nuevo acogerme en ese lugar que un día llame hogar, tu piel que fue mi paz. Nostalgia de necesidad.