Más allá de tus ojos se confunde
una mirada que jamás han visto.
Más allá de tu voz, una Mandrágora
religiosa de siglos tiene pena.
Más acá de tu manos, alguien toca
las cancelas del mal. ¿Y quién será?
¡Vete, no habita nadie ya, en Belén!
Más acá de tu amor, hay orfandad.
Y me da pena en tus ojos bardos,
Y clamo por mi verbo, las rumiantes
manos que no me han tocado aún.
Y alzo mis manos: mi cruz, mi fulgor.
Más allá, más acá...se va el amor.
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David Morales Arriola