Pasan los años que para
el mundo son segundos.
Se nos ha encallecido el
cabello,
no queda casi nada del
joven bello.
Hemos sobrevivido a la vida
y a la muerte con la fe
del vagabundo.
Cuanto sol y cuanta lluvia
ha caído.
Cuanta lágrima y
cuanto juego.
Cuanta risa y cuanto
ruego.
Antes de conocer el amor
y después de perdido.
Yo a esta altura
solo vivir quisiera
sin reloj ni calendario
de vivir no tengo hartura
aunque mañana supiera
que ya no tendría ni
agenda ni diario.