Gracias, porque en el mundo de tus ojos
me encuentre cada día,
por ser imagen imborrable en sus pupilas;
gracias, porque mis versos
tienen tu dulzura,
y que del beso su metáfora,
sea de tu boca a la mía.
Gracias, por no sé cuántas cosas
siento cuando me miras,
porque me libera el silencio
para caer en tu sonrisa;
gracias por tanta locura,
por tanta desde que conocí tu boca,
por atestiguar los confines llameantes del crepúsculo
y hacer de la desnudez
un ritual cada noche continua.
Gracias, por pelear
cuando yo estoy vencido,
por sonreír siempre
aun cuando se cierran los labios míos,
y amanecer, mientras abiertos mis ojos
el reposo bendito de los tuyos admiran;
gracias, por imaginar cuánto me amas.