Al anochecer mi cuerpo busca refugio,
Mi alma busca consuelo,
Mi mirada la luz del cielo,
Mas el triste murmullo del viento me ofrece silencio.
Todo padece antes los pies de la oscuridad,
La más brillante estrella se opaca con tanta lúgubre maldad,
La luna apenas y se deslumbra con el manto de la tenebrosidad,
Cuanta pena puede acumular el corazón, cuánto dolor ha de soportar la vida.
Me acuesto y todo va pesando más, todo lo oscuro cae de golpe,
Es asfixiante, es incomodo, es simplemente inhumado estar despierto,
Cuesta estar echado, ir de un lado para otro y perdiendo aliento,
Que podría reclamar, a quien podría condenar, si uno mismo no puede escapar,
Me cuestiono, me lastimo y me arrodillo,
Apenas y tolero tanta oscuridad,
Grito, lloro y maldigo, pero soy una más en esta loca ciudad,
Uno de tantos condenados, uno más de los que no pueden dormir,
Si todo fuera lucífero, si al menos la tenue luz de mi alma me quitara tanto tormento,
Seria todo un sacrosanto momento.