Sumiso a la voz elevo mi postura
viendo con el claro la circundante esfera,
abrase paso en mi pecho la esperanza, quiera
llenar de mi alma lo opaco con blancura.
Si este cuerpo ha de ser mañana el barro
que con angustia toma en sus manos el alfarero
no quebranto su manera de hacerme ni reparo
si quiera consagrarme o tirarme con descaro.
Ya que vuelto al polvo no habrá consciencia
si han de pisarme con descuido o abstinencia,
he de ser morada de flor o tal vez del gusano,
carne enpolvada que aguarda a otro hermano.