Huyo, como huyen los pájaros ciegos
tropezándose con el viento
a sus cuevas invisibles, de cristalinos recuerdos
Por la tarde, busco el más oscuro refugio
un imperio de silencio, que no me interrogue
donde cuelgue mi sueño, como abandonado murciélago
Soy asiduo de la noche triste, blanca como cisne
un alma temeraria, que vaga sin que la blinden
tu palabra desahuciada, que mis manos escriben
Juan R.
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Hermosillo Sonora, México
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