La caída es un estrepitoso golpe de alas contra el firmamento,
es la vista preeliminar del epílogo de un libro sin terminar,
es la versión oficial que nace de los labios del mentiroso,
y la falacia de quien no dice más que la verdad;
es la paradoja detrás de la historia del cuerdo
y la coherencia en los juicios del necio,
es el brillo sintético de un alma pura,
y el resplandor en la sonrisa de un tramposo;
la caída es bastarda, pérfida y de gloria accidental:
bastarda en las páginas de una historia legítima,
pérfida en los aposentos de la fidelidad,
eternamente cegada por la vanidad de una gloria causal;
la caída es temor en el silencio y pudor en la verdad,
es placer en la porquería y tortura en la esperanza,
es amor quimérico y fenesí en la voluptuosidad;
no encuentra mayor pesadilla que segundos de lucidez,
ni encuentra peor sentencia que años de honradez,
así como tampoco tiene consciencia de...
La caída no devuelve nada y siempre lo perderá todo,
su inmortalidad es un mito y su compromiso dura
lo que dura la llama de un encendedor;
a veces tiene perdón, y a veces no
mas eso no le importa pues,
no es de su interés recoger lo que ya se rompió.