Recién vuelvo de la Iglesia
algo triste y apesadumbrado
ante el Cristo redentor
de rodillas he confesado
que de un amor imposible
inalcanzable, inaccesible
hasta los huesos me he prendado.
Fue todo tan de repente
como la llegada de un huracán
ella avanzó por el frente
y me dijo: ‘Hola. Cómo estás?\'
Su voz penetró en mi alma
al igual que su mirada
dejándola vulnerable y desnuda
y quitándome el habla.
Desde ese bendito día
yo vivo enamorado
si hasta he perdido la cordura
por estar solo a su lado.
Tal ha sido ante el Cristo
mi desgarrada confesión
de lo profundo de mi alma
desde el centro del corazón
y como dice la canción
lo repito aquí sereno,
“lo respeto al Nazareno
más moriré pecador…”
-. Par