Entre conjuros, entuertos,
no conforme con los muertos
que dejaron terremotos,
huracanes, maremotos.
La “huesuda”, anda de antojo,
ya quiere su mole rojo,
de perdida un almendrado,
su gusto es muy acendrado.
Para mitigar tanta hambre,
pues es “flaca”, como fiambre,
le ofreció una fosa fría
a la fiel, . . . Doña María.
Al plantearle tal propuesta,
le dijo, al oído, presta:
“María, ya, vente conmigo,
el cementerio es abrigo.”
“Tendrás cocina en la tumba
y ayudantes de ultratrumba,
quiero colmes mi apetito
con tu sabroso molito.”
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Ciudad de México, a 29 de octubre del 2017
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