Carlos Justino Caballero

CORDONES DE VEREDAS

 

Abrí la ventana llamado por el sol

que iluminaba la calle.

 

La reja me separa del laurel que resguarda

mi privacidad del mundo.

Puedo mirar sin ser visto y me sorprende

ese niño que siempre está sentado

en el cordón de la vereda.

Pensativo y silente parece hablarme

en ese silencio de profundidad callada.

Me lleva a esos tiempos en que la calle

y los cordones de sus veredas eran

rutina en mi vida.

Pero su tristeza es niñez distinta

a la del recuerdo mío…

Tal vez tenga más años de los que veo

o tal vez sea una tristeza pasajera

como las que a veces vivo…

 

 

De mi libro “De poemas que morían”. 2017 ISBN 978-987-4004-38-3