Pero el hombre lee en las cosas
Lo que no siempre llevan escrito. W. Shakespeare
De todas estas observaciones disparadas del cielo
De todos estos cuerpos redundando en la masa
¿Cuál es el tuyo y cuál es el mío?
De todas las palabras que nos arrojaron al bautismo
De todas las aguas que salpicaron de rabia
O enfermos temblamos de fiebre o de frío
¿Cuál dolor es tuyo y cuál placer es mío?
Cómo si ya hubieran expropiado terreno
En el pan que muerdo o la frontera que atesoro
Con el precio que hubo impuesto el más
Poderoso que renegó de nosotros y dejó de ser
¿Con que derecho decimos esto es tuyo y esto es mío?
Cómo si fuera el reverso de este rostro que no veo
Cómo si fuera la fachada de una ficción inconcisa
Inconclusa inconsistente inconsecuente
Cómo si cayéramos a tierra para ser propietarios
Sin aprender que el divagar enseña
Ya todo lo contrario -a lo que escuchamos-
Nos decimos esto es tuyo o es mío
Y queremos más de todo por no dar espacio
Al tener del otro, y acabo siendo tenido
Y no sido, perdido, el ser en lo que ha tenido
Poco, siempre poco, triste y vacío
/No hay de lo tuyo, mío. No hay
De lo nuestro. Sino de lo suyo
Cada ente siendo en su esencia
En sí al sí pertenecido, desprovisto
De otra pertenencia que lo no pertenecido /