Lore Cruz

FUSAGASUGÁ, EL PISO DE MIS PASOS

Soy de la tierra que gimió la sangre,
la que aúlla lamentos de desesperación.
Tierra herida por leguleyos sin vida,
amputada por charlatanes de corbata
y siervos siniestros que prometen una paz disfrazada.
 
Soy de la montaña que llora esperanza,
aquella fuerza pujante que sirve café cada mañana,
la de hombres valientes que llevan a cuestas la bendición del cielo,
sudor en el rostro, llagas en sus manos
y la sonrisa placida del trabajo bien hecho.
 
Soy del poblado que declaro al jardinerito,
ser de temple y oro en sus piernas,
honra manifiesta en sus días de gloria,
virtud perpetua en el legado de sus pasos,
su sombra ronda en vida con cada pedaleo.
 
Soy de la ciudad del soplo de la orquídea,
melodía majestuosa de nuestros senderos,
belleza impregnada en cada balcón,
añora ser única en medio de reinas,
para enamorar  hidalgos cuando entre cartas la ven.

Soy del cerro del poeta enamorado,
aquel que vivió seis noches en el canto de una piedra,
acudiendo al llamado de una figura no vista,
más entre suspiros y pupilas dilatadas,
la amo cada noche en el Quinini, bajo la luz de la luna.
 
Soy de mi madre, mujer de mi vida, mujer de mis sendas,
pero también soy del pueblo que es mi casa,
terruño de mi amor
y el piso de mis pasos.

LoreCruz
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2017