La mira el poeta, sueña con ella,
ante su ser se abandona enamorado,
descifrar quiere cual es su encanto...
si está en sus ojos, su piel, sus labios,
o en lo que su mente lleva como secreto sacro.
La observa misteriosa, frágil, tan altiva,
callada, tierna, infinita...
la espera, la sueña, cuánto la anhela.
Cierra sus ojos, la saborea, la respira,
la acaricia con palabras, con frases y rimas.
Sus versos son delicadas manos,
que sigilosas y suaves palpan, agitan...
Se goza en ella, solitario, callado,
se rinde ante ella en su mundo enigmático,
el que la pluma forma en papel blanco.
Se desvanece en sus ojos soñador y triste,
con su amor secreto que al mundo ha gritado.
Vive el poeta en su mundo mágico,
donde el amar es vida aunque no sea amado...
Marlene Carrillo Vela