Hoy encontré un hogar, es seguro y es frondoso, es un árbol florecido, refrescante y espacioso.
En este bosque milenario, y esta casa majestuosa, veré crecer mis críos, tiernos pétalos de rosa.
Es seguro este lugar, muy adentro en la corteza, Inalcanzable a casadores, verdadera fortaleza.
Están hermosos han crecido, no ha faltado el alimento, en esta montaña de frutos, feliz con mis críos me siento.
Esta paz en que vivo, de pronto desaparece, oigo rugidos extraños, cada día hasta que anochece.
Esos ruidos cada vez, están más cerca de mi casa, siento miedo la tierra tiembla, no comprendo lo que pasa.
Me asomo con temor, y miro cosas extrañas, como monstruos que devoran, como inmensas y feas arañas.
Los arboles van cayendo, un desierto van dejando, mis vecinos gritan huyen, ya a mi casa van llegando.
Entro de prisa por mis crios, y un vacío voy sintiendo, y después mucho ruido, un golpe y no recuerdo.
Me despierto hay silencio, mal herido estoy muriendo, ahí están mis pequeños, ya sin vida ¡no lo entiendo!.
No intento ni salir, esos seres asesinos, destruyeron todo el bosque, mis pequeños mi destino.
Miro por última vez, con lagrimas despidiendo, a mi casa a mis hijos. Siento sueño ¡¡estoy muriendo!!.
J.Moscoso.
Derechos de autor reservados.
Jose Antonio Moscoso Vega.
Corredores, Puntarenas, Costa Rica.
21 de mayo 2015.