El silencio de aguas en tu boca
y en tu sombra han juntado primaveras
en lentitud de lunas agoreras,
ritmo del mar, pasiones de una roca.
Aroma dócil, víspera pluviosa,
abril de mis abriles olvidados,
donde quedaron ósculos amados,
junto al trinar invicto de una rosa.
Quédate ahora, yo te necesito!
Noviembre a plenos soles yo sentí...
La tarde de tu amor, oh capulí!
Más allá de mi tiempo, que infinito
es del tuyo, hay relámpagos que lilas
se matizan de amor en tus pupilas.
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David John Morales Arriola