Lentamente llega, apenas se nota
un día unas brisas, otras, unas gotas
y del zapateros, desempolvamos las botas
y pasamos la tarde en el guardarropa
guardando camisas de mangas cortas.
En los dormitorios se ponen las colchas
y se cambian las sábanas, por otras
mas calentitas, mas esponjosas
y junto a la cama, las alfombras.
Pero donde más se nota,
en las tardes nubladas, más cortas
en los silencios, que ahogan
en los parques, mustias las hojas
en los gorriones, en las palomas
bajo las tejas, como bolas.
En el griterío, que el patio alborota
en los campanario, de cigüeñas solas
en la penumbra de las farolas
y como no , en las largas sombras.
¡Ay otoño! que las ciudades asolas
¡ay otoño! que como amante toma
los campos marrones y los bordas
en parcelas verdes, preñadas todas.
Ya está aquí el otoño, tápate la boca.