Laura:
Ayer habíamos pactado que de aquí en más, trataríamos de solucionar todos nuestros problemas personales existentes.
No puedo comprender el motivo por el cual tú prometes, y después no cumples. Me prometiste no alterar más mi estado de ánimo. Pero solo ha sido una promesa. No cumples.
Sabes que no ando bien de salud, y tus actitudes son reiteradas. No tratas de que logre paz.
Todo lo contrario. Me alteras una y otra vez. Y desearía no cansarme y mandar todo al diablo.
Me incomodas. Permanentemente lo haces. Prometes, prometes, y no cumples. ¿Eres consciente
de que me estás cansando? Ahora seguro te enojarás porque te estoy dejando esta carta.
Sabes que tengo que viajar. Pero aseguraste que vendrías temprano, y no has llegado. Perdiste tu celular; no tienes. Pero tenemos teléfono, y no llamas.
No es novedad para ti. Hasta en mi trabajo obstaculizas. ¿Crees que soy de hierro? No tengo
treinta, cuarenta o cincuenta años. Tengo los que tengo. Pero tu compartimiento hace que aparente cien años. ¡Ya harto estoy!
Sé paciente. No hagas perder la mía. No tomes decisiones abruptas.
Porque si así lo hicieras, después de volver de mis viajes, no ha de ser aquí que vuelva.
Me acorralas constantemente. Me alteras. Y la verdad es que estoy cansado de todo esto.
Siempre crees tener razón, y no es así.
No te agrada dialogar. Y entonces tengo que adaptarme a lo que tú sugieres.
Nuestro pacto ha sido el de la comprensión. ¿De qué comprensión? ¡No existe!
Hace poco tiempo me pediste tuviese paciencia. Ahora soy yo el que te pide lo seas.
Sé paciente. Acepta las cosas tal cual como vienen. Pero tratemos de que sean buenas.
Los dos debemos adaptarnos a los sucesos. Ellos no vienen solos; si no ponemos de nuestra parte empeño de que los inconvenientes traten de solucionarse favorablemente, no intentemos nada.
Dejémonos arrastrar por una corriente que nos sepulte bajo tierra.
Oh, ya ni sé lo que expreso... Me siento mal. Pero debo continuar...
De lo contrario no podremos vestirnos ni comer, ni vivir la vida como seres humanos.
Viviríamos en una pobreza total.
No me siento bien. Hay momentos en que creo enloquecer.
Ya tengo que viajar. Lamento tenga que salir sin poder verte.
Ya has comenzado hacer tu vida independientemente.
Creo he de hacer lo mismo. Quiero reiterar de que estoy bastante cansado de la vida que juntos llevamos.
Sé paciente. Piensa bien en lo que estás leyendo.
Me voy. Tengo que hacerlo en ómnibus. El coche tiene que pasar por taller para que lo curen de sus males.
En mi regreso lo he de hacer.
Hasta que vuelva...
Sebastián.