Geovani

Hasta el recinto de mi amada.

Iba por el sendero, con un solo destino,

Fui siguiendo el aroma por el camino,

Cruzar por largos y tenebrosos laberintos,

Hasta llegar a ese maravilloso recinto.

 

Frente a la puerta de madera, muy antigua,

Mientras la tarde se hace un poco ambigua,

Y ésta poco a poco se consumía,

Vi tu rostro, fue todo alegría.

 

Corrí hacia ti en un salto loco,

A tus brazos, que me beses poco a poco,

Para ser a tu lado quien realmente soy,

Para vivir contigo nuestro amor hoy.

 

Y lentamente entre la oscuridad aparece la luna,

Con un resplandor hermoso como tú mi niña,

Se hacen a un lado las nubes una a una,

Para que nos llegue la luz entre las viñas.

 

Se forma en el cielo un camino de estrellas,

Alineadas como pequeñas doncellas,

Para que caminemos enamorados entre ellas,

Que se iluminan con los colores de las azucenas.

 

“Ahora duerme tranquilo el ruiseñor, no escuchamos su canto, pero nos canta el amor, mientras nos abrazamos bajo los castaños, nos damos besos eternos que duran años.”