¿Por qué en tu desdén se ahoga mi calma?
si llevas en tu frente el hielo del tiempo olvidado
no te doblegas ante los trozos de mi alma
y te alimentas de los despojos de mis partes
bebes hasta la sangre de mis años,
para luego volar a otros amaneceres.
Dilo de una...
que tu cauce no se dirige a mis mares
así dejo de soñarte cada noche...
¡cada agónica hora de llanto!
pues, te apareces con tu piel morena
¡tan fresca! ¡tan inalcanzable!
y la soberbia te lleva
a los podios de mi dolencia.
No prometiste ni la ternura de una tarde,
¿quién eres? dime... ¡quién eres?
qué anzuelo soltaste
y en qué momento perforó mi carne,
llevo décadas intentando descifrarte
Hoy, tu soberbia pisa
mi terreno sin permiso
y pretendo declararte en destierro
sacarte hasta de mis huesos.
Si una prédica sanara
la grietas de mi pecho
te quedarás con el pecado de
no satisfacer mis deseos.
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Hada Marilyn