No me interesa la gran ciudad,
que se ufana de sus estatuas,
o presume de sus ceremonias fátuas,
prefiero mis mentiras a su verdad.
Decídme donde vivió el poeta,
decidme si murió de incosoláble pena,
o si hubo un traidor en su última cena,
decídme de que se alimentó el buen asceta.
Aquel poeta como todos,
Jugó,vivió, amó y sufrió,
y al irse vió el azul de su niñez.
Despreció los mármoles pos los lodos,
de buena fe a los hombres sonrió,
y murió recordando su cielo por última vez.