Arroyito cristalino de mi tierra colorada,
serpenteando despacio, bajas de las montañas,
abriéndote surcos, entre selvas y quebradas,
formando un oasis, donde descansa el alma.
Sumerjo mi cuerpo, sintiendo esa paz calma,
que me relajan entera, mientras siento embelesada,
las caricias de los peces, con sus aletas doradas,
y sobre una piedra me mira... curiosa, una iguana.
Arroyito cristalino de mi tierra colorada,
rodeado de pintangas y flores de guayaba,
y un fondo de acordeón tocando un chamamé,
mis oidos escuchan... el silencio de la nada.
El trino de tus aves, unido a las cascadas,
son música de ensueño, para descanso del alma,
agüita fresca que mece mi cuerpo sobre las olas,
paz interior que grita ¡¡esto me hacía falta!!,
para descansar tranquila, para no pensar en nada.
Maria Hodunok.