me alegro por mi suave desventura,
de hechos que de a poco voy callando,
de balances desmedidos sin mesura,
de vacíos que el silencio va llenando.
me río de mi extraña desdicha,
pilar de mis grandes frustraciones,
base endeble de frías ideas,
o quizá raíz de inamovibles confusiones.
me alegro de mis logros infructuosos,
delicia que disfruto entre momentos del olvido,
momentos que sollozo avergonzado,
momentos que delirio empedernido.
me río de mi lucha inconsistente,
madre adoptiva del fracaso,
ligados de por vida desde nunca,
y hasta siempre por un beso y un abrazo.
me río para no sentir que lloro,
aunque lloro sin saber que estoy llorando,
vivo en desazón descontrolada,
con la fiel figura del sarcasmo
no se si nada queda
o simplemente estoy cansado,
por eso río sin motivos,
con temor desmesurado.