A Blanca Sofía
El cielo es azul porque tiene risa
Y no es el mismo azul de los blues;
Tristes lamentos, quejidos naturales
De los que cargaron los más pesados grilletes
Adentro en la carne. No se comparan
Al esplendoroso azul libertario de mares
Causa de seres, cauce dispuesto a ser cruzado
Y que se deja llevar por el tiempo hasta luego, atraparte
En lo profundo, Azul del amante más no del sabio
Vertiendo su espíritu en las cavidades, derramando
Su sangre divina, cuna donde pernoctan celadoras las criaturas
Iniciadas ya en sus secretos inmortales -de sal y furia-
Una copa invertida llevándote a insospechadas
Orillas -fluctuación del pensar distante-
Y remachada la bóveda, en costas de espuma
El vaivén dolérico de murmullos abismales
Quisiera erguirse y derrocar al cielo
Pero él tan liviano se mueve intocable
Libre casi tanto como el ser tocando celestiales
Notas en la escala de blues menor a mayores
Alegrías nos deparan los terrenos que nos condicionan
Al apego mundano, colindando arriba abismos
Y abajo cielos, que se entristecen de su condición viajera
Y de no poder llevarnos sin la caída, cobrarnos
Da luego el paso al camino libre y se alegra
Entonando su vieja canción en 4/4, y
¿De quién se ríe el cielo? Pues de la tierra y de los que van habitando
¿De quién se enrabia los mares? Pues del cielo y lo humano
¿De quién se mueren aquellos? Entristecidos de su pequeña
Impotencia de no alcanzar el cielo y de hundirse -sin tocar fondo- en los mares