Sentada sobre mi
cabalgas desatada.
El pelo flota y se tiñe de malva;
el color de tus atardeceres.
Acompasados los pechos
siguen henchidos el trote.
Siento como te derramas.
Flujo y lágrimas
después del último suspiro.
Entonces me abrazas
susurrando al oído.
Amor ...
¡Correte conmigo!