La madrugada me cuidaba de tus recuerdos y
los medios días me atrapaban en el tránsito
siempre tratando de alejarme de tu presencia.
Un pestañeo, un suspiro, un solo camino,
un solo precipicio.
El de tu sonrisa al borde de tus labios.
En la emisora una balada que no entiendo,
en mi corazón el frío del aislamiento,
en mi cabeza la ruta de escape de tu reminiscencia.
¡Ansio un accidente!
Uno en el que por obligación nos tengamos que ver.
Paulina Dix