Pablo de Lucerna

Al ocaso

Astro luminoso deslumbrante detente!
Ya te posas sobre el horizonte infinito,
para dar un nuevo giro, rutilante sol
déjanos sentir el calor del día en su final.


Silencio y sobriedad trae tu partida,
que se llevo la luz de lo que fue el alba,
que como una fotografía te revelas cayendo,
has cedido a la gravedad, nos dejas en sombras.


Las horas que se avecinan, oscurecidas
gobernadas por la agonía de la penumbra,
dan al humano un momento reflexivo, umbroso.


Elocución divina, pequeña muerte del fuego eterno,
con delicadeza retira el manto yerto del cielo azul,
antes de partir, muéstranos el universo y las estrellas.