En la extensión de una distancia cruel e indómita
se sostiene el eco de mi voz modulada y prístina
en un anhelo indemne y trascendente
insoslayable, que recorre el paradigma del deseo,
hasta llegar a tus sentidos, receptivos y anhelantes.
estoy aquí, mi princesa ancestral, estira tus brazos
hasta tocar el aire, impregnado de un amor implicito
que transmiten mis ansias, anclados en tu piel de luna.
Sumergete en el mar de mis ojos, mujer adorada
y húndete en mi conciencia imperfecta
el cosmos delirante se resumirá en tu mirada absoluta