Contigo aprendí... que puedo sentir felicidad
supe lo que era amar en total y plena libertad
aprendí a sonreír a las cosas simples y bellas
y también a terminar con besos las querellas
Pero al final el amor en ti, tomó otro sendero
y yo quedé sin ti, como barco solo a la deriva
zozobrando en un mar de lágrimas traicionero
buscando la salida, hacia una dicha esquiva
Aunque no olvido lo que aprendí en tus brazos
Que fue allí dónde mejor sentí lo que había sido
Es decir, abrir ambas manos al viento, sin lazos
y esperar el regreso al amor, simple y bendecido
Así que gracias, maestro del amor y de la vida
gracias, por hacerme sentir la mujer bendecida
que busca el amor, porque ya lo he conocido…
aunque me cueste la vida, o me cueste tu olvido.