Jardines de tréboles que revolotean sonriendo
avivan las mejillas, de una colonia de estrellas
juegan en los mantos de aire con silfos y libélulas
y en un mundo de paz, que nunca peleó su tregua
A lo lejos se escucha un coro de cientos de voces
que suavemente van sacudiendo tierra y hierba
a corto trote viene un ejército de pequeñitos hombres
cruzando los rincones oscurecidos por inmensos ocres
Llenos de júbilo corren y juegan los barbados gnomos
sobre lingotes de oro que brillan por dondequiera
alegrando a eternos soles de arrugados rostros
que son felices, con el dorado brillo de una moneda
Juan R.
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Hermosillo Sonora, México
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