En las calles de un pueblo castellano
aquel día bailaban querubines
y a la espera entre rosas y jazmines
alborea el día del pueblo llano.
Dos amores tomados de la mano
escuchaban al alba los maitines,
entre dolores y risas sin fines
llegaba al mundo el nuevo ciudadano.
¡Qué bello, qué saludable es nuestro hijo!
Qué potencia de voz nos ha mostrado
al hacer de este mundo su cobijo.
Será feliz (Félix) y así será nombrado
(entre llantos de amor su padre dijo)
y su madre también lo ha confirmado.
Poemas de Camilo*
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Cinco de la mañana del 7 de agosto, viernes, de aquel año...