Me enfilé a la cornisa de tus ojos
y me atrapó el vacÍo,
un vacÍo tenebroso y fatuo
que me hundió en el vértigo
de tu mirada sibilina.
Mirada a veces hielo, a veces fuego
glaciar altivo, volcán según te mira
y tus palabras, cuchillos plateados
que se clavan furtivas y en silencio
Cuando ya ni sus ecos se recuerdan.
tus brazos me sujetan, pero dudo
si quieren empujarme, o rescatarme
porque siento tus uñas desgarrame
y tu voz me lacera inapelable.
Me despierto y tú sigues en vela,
me celas, me vigilas, me controlas
y me hundo entre las sábanas del tiempo
pero hasta allí me persigue tu mirada
Ni la muerte me sirve de consuelo
porque sé que más allá de las estrellas
tu deseo cercenará mis carnes
y la pasión de mi volcán furioso
se apagará en tu océano distante.