Habrá un amanecer donde las pieles se entrelacen
se fundan en el calor de un único deseo redimido,
las avideces unidas por nuestras trémulas manos
apetezcan detener al día, hacer que éste sea eterno.
Habrá una mañana con una brisa besando anhelos
despabilando las frías brasas de almas adormiladas
y en un ígneo momento de emociones lloremos
lloremos por el tiempo ido y este hoy de ensueño.
Habrá un ocaso donde brillen nuestras miradas
nos hallemos en la hondura de los pensamientos
busquemos las prendas que ataviaron los sentires
nos vistamos de gala para celebrar el reencuentro.
Habrá una noche en que la negrura no nos oculte
la luz de las sonrisas rutilen sin celajes de pesares
las esperanzas dancen al compás de los corazones
y las caricias sean perpetuas sin infaustos ayeres.
Oscar A. Fernande Folguerá (Argentina)
Derechos Reservados Del Autor