Antes yo buscaba a la poesía
en los atardeceres,
hoy te encuentro a tí.
Tú tienes el perfume del canto
de un gorrión
y tus palabras, la tenue melancolía
de la lluvia en la hora quince.
Yo te recuerdo siempre
porque tienes el rubor del silencio
en tus mejillas
y te pareces mucho a la paz.
Te amo porque tu risa
perdura en mi corazón
como una agitada sinfonía
de gorriones invisibles
y porque me das la vida.
Mujercita que me llegas como un grito
y turbas la serenidad de los
en abril,
yo te bendigo
y te prometo que siempre
estarás
en
mi:
Sonriendo entre mis sueños.
Suspirando entre mi canto.
Navegando entre mis versos.