A veces olvido que los cometas
se elevan con largos hilos.
Para elevarlos se debe estar
a campo raso…
entonces los elevo desde la mente.
(Y el pan es trabajo
hay que sacarlo de su escondrijo
y apedrearlo… para hacerle
sangrar los salarios.
Tú recibes lo tuyo por los
yugos pasados.)
Tal digresión… existencial creo,
me hace recordar que el cometa elevado
se desprendió de mi mano.
Cayó a la ribera del sol
-a su puesta-,
la última una vez.
No quedan más soles erguidos,
ni que se eleven carretes de hilos
hebrados de luengas plegarias.
Rebobinar…mucho menos.