Muchas gracias por permitirme compartir con ustedes, estas pinceladas.
Este año ya está próximo a culminar y en lo personal tengo motivos más que suficientes, para querer que se termine.
No voy a quejarme de lo duro que ha sido para mi este 2017, porque estoy segura que hay miles, por no decir millones de personas, que la han pasado, o la están pasando peor.
Quiero darle primeramente gracias a Dios por mantenerme en pie y no dejar que me derrumbe, y también pedirle perdón por todas las veces que me he quejado.
Vengo de un país donde todos eramos felices y no lo sabiamos, donde viví feliz la mayor parte de mi vida, al que le entregué mis mejores años, pero también un país donde mi integridad física fue violentada varias veces hasta el punto de tener que abandonarlo.
Hace quince (15) años que no piso mi país, (Venezuela) se dice y escribe fácil, pero es una de las cosas más dolorosas que le puede pasar a un ser humano sensible.
No me ha quedado otra opción de vida, si no la de aprender a vivir de los recuerdos bonitos.
El dolor que ha causado la ausencia en estos quince (15) años sigue intacto.
Llevo muchas Navidades y cumpleaños lejos de los míos, familiares muy queridos que hoy ya no están, son tantas cosas que han pasado que es mejor no recordar.
Sin embargo, mi corazón y conciencia mantienen en alto la bandera de la humildad, las palabras rencor, o resentimiento están borradas para siempre de mi vocabulario.
María B Nuñez
Noviembre /04/2017