Como el sol, que cada tarde
entre las nalgas
del mar su fuego esconde…
Nuestros cuerpos desnudos
de pudor
al esconder entre los juncos
juegan
fundidos en un mágico abrazo
clandestino,
mientras que el agua besa
con sus labios
tu cálida piel de chocolate
y la tarde,
abriendo un paréntesis
en el vientre
oscuro de la noche
cantando una dulce canción
de amor
en el horizonte juguetona se pierde.