Dioniso, dios del vino,
este escrito te dedico
mientras con tu sangre me ilumino.
Tu divinidad viene a merced
de la sagrada embriaguez,
y es que nada se compara
a ese éxtasis soez
que en todo al que ampara
despierta risas de niñez.
Por ello yo te venero,
el dios verdadero
autentico Prometeo
¿pues quien quiere fuego
si hay Ribera del Duero?