Libre como ave que lleva el viento,
sin preocupaciones o miedo al sueño eterno,
mi cuerpo cansado debe parar,
cerrar los ojos y descansar.
Más la batalla de cada día continúa,
continúa el tormento con cada arruga,
la necesidad de parar es indescriptible,
ojos cierran, boca calla y todo se apaga.
Una vez más sumergida en el sueño,
del cuál me encataría ser preso eterno,
dormir y olvidar, olvidar y dormir,
te espero con ansias de noche,
mi querido tormento.
ELENA HAKKINEN