Muda fue mi boca cuando pidiéronme hablar,
sellados mis labios ante otros labios quizá,
con acero las puertas, mi corazón latiendo detrás,
y cadenas sin llave, porque hoy no hay verdad.
Si viste los ojos, viste que no te podían mirar,
si viste la sonrisa, con la que discimulé bienestar,
si viste el paso fuerte, y mi dignidad,
pues no viste mi sombra, no sabes mirar.
Andáres errantes y filos por desgastar,
pocos son, pocos se quedan, todos se van,
culpas y culpables, me rindo ante el afán,
que me dejan sabor a pérdida,
lección que aprendo, pago a futuro,
Y dejo de creer en la humanidad.