Los amores sin razones para que ames,
Que solo reciben y no dan, son falaces.
Esos amores solo saben espigar del amor
Y para alegrar, llenan de peros el corazón.
Irrazonable como es que solo se recepte,
El que recibe impone más y más deberes.
Quien recibe se atrinchera en el egoísmo,
Mal sabido, de amarse siempre a sí mismo.
Quien recibe no quiere saber que amarse,
Es entenderse, cuidarse y también darse.
Para quien se ama es fácil y conveniente,
Solicitar, demandar e incluso ser hiriente.
Quien es amado ejerce un poder arbitrario,
Ideando que se le necesita para vivir a diario.
La historia triste es que las cosas se mudan
Y el autoritario cava poco a poco su tumba.
El tiempo llegara que quien ama despierte,
Que vea las cosas como son y que se libre.
El absoluto perderá, por más objetos tenidos,
Pues el fruto mayor fue el del amor recibido.
Ese que no amaba se irá gritando, insultando,
Porque justo eso muestra el no haber amado.
Y cuanto hable, hablará mal de aquel cariño,
Que no supo labrar en cada uno de los ciclos.
Después, encontrará otro amor que le ame,
Y se repetirá la misma historia y su desgaste.
O tal vez encuentre alguien a quien sí querer,
Quizá el absoluto ame y sufra luego su revés
Esos pasos son los más comunes y probables,
Porque el tirano del amor no es leal, ni fiable.
Cuando el déspota mire hacia atrás a las aves,
Sabrá que el tiempo ya se fue y que es muy tarde.