Para Arial, mi Ángel de la guarda.
“Ángel de la guarda
Dulce compañía
No me desampares
De noche ni de día”
Mi vieja me hacía rezar
Cada noche de mi vida
Y el ángel supo estar
Cuando más lo requería
Cuando niño en mi frente
Se incrusto por accidente
Un tornillo de acería
A mi lado presuroso acudiría
En forma de vecinos
Para a tiempo auxiliarme.
De adolescente caminaba
Por la ruta equivocada
Pues a la bebida yo me daba
Me empujó para desviar
La daga destinada al corazón
Que mi brazo lastimara
Me di cuenta a sus instancias
Que debía aprovechar la ocasión
Para enderezar mi vida equivocada
Cuando joven en polleras me enredé
Puertas y ventanas se cerraron
No tenía salida para evadir
El tremendo lío que armé
Y en quitarme la vida, pensé
Arrojándome a la vías del tren
Al instante en que éste pasaba
Una mano el hombro me tocó
Y al vuelo preguntó ¿Qué haces?
Me di cuenta de mi cobardía
Y los problemas afronté
¡Dios mío! Todo, ¡que duro fue!
Con mi historia enderezada
A los cuarenta trabajaba y estudiaba
A rendir la tesis me encaminaba
Y me hizo volver, entré a mi morada
De entre todos mis libros
Uno me hizo elegir y lo llevé
En capilla al darme las preguntas
En el mismo las respuestas encontré
Y con felicitaciones me gradué
Cuanto te debo mi Ángel de la guarda
Pero te pido no te vayas todavía
Aún me falta tu mano extendida
Que me acompañe a rendir cuentas
Cuando arribe al final de mi vida.