Antonela Chiussi

ju(Z)gar

Una tarde no muy lejana a la de hoy, nos tropezamos en las góndolas de galletitas dulces, después de tanto tiempo sin vernos.  Esas cosas raras de la vida que hacen que vivamos a dos cuadras de distancia y que no nos hayamos cruzado nunca. Entre charla y charla me cuenta que convive y con orgullo me muestra la foto de su hija de seis meses… me alegré y lo felicité, lo noté contento.          

- Y vos con quién vivis?

- Sola.

(Silencio)

 Y después de dos o tres palabras de otros temas, vuelve.

-Pero no estás en pareja?

-No.

(Silencio)

-Por qué?, me preguntó sorprendido.

Me quedé pensando en la respuesta… entre tantas posibilidades de preguntas, eligió el ¿por qué?

(no contesté)

Y después de pocas palabras, una vez más:

-Pero por qué no estás en pareja?

(gesticulé, incómoda)

Y volvió a insistir elevando el tono de voz:

-Qué pasa que no estas con nadie?

(y entre tantas posibles respuestas), elegí contestar:

-La vida

Después de algunas risas forzadas, hablamos un poco más de otras cosas.

Y poco antes de irme, (sin que yo le pregunte nada) me cuenta sobre lo difícil que le resulta su convivencia, sobre lo rápido que sucedió todo, y lo complejo de conocer al otro bajo el mismo techo… “y en ese tremendo quilombo llegó la nena, y bueh, qué va a hacer? Ya está”, dijo, con una especie de resignación como quién acaba de perder el bondi y asume que es culpa prefabricada del destino.

Me resonaron esos porqués, tan espontáneos y naturalizados como cargados de juicios de valor, de una sociedad que crea y reproduce esteriotipos, y encasilla, acomoda, ordena. 

De una sociedad que se desconcierta cuando algo pareciera correrse un poco de lugar.

De una sociedad (machista aún) que exige explicaciones que alivien su temor a la pérdida fálica del poder.

De una sociedad que repite “por qué” sin cuestionar.

De una sociedad que te dice cómo tenés que ser felíz, pero que poco le importa si lo sos realmente.

De una sociedad más de forma que de contenido.

En algún lugar del cuerpo algo me hizo ruido, algo se desacomodó.

 (O quizás se terminó de acomodar).