Antorcha que lleva el viento
en el susurro que acaricia
el tejido genético de rugidos
en caractéres de mil tierras.
Saeta ígnea disfrazada de roca,
de acero, de oro, de tinta y puño
que desafía relámpagos y molinos.
Trompeta que cimbra latidos en
tinieblas.
Capullo hecho aleteo en ojos
y manos demiurgas.
Cuerpo enroscado de reptil
que se encierra sobre su piel.
Águila que emprende el vuelo.
Y una
y otra
y otra vez.
En espada, cincel
y fuego.
Senectud y oídos jóvenes
rebosantes en la pluma de una flor
Octavio Márquez