Benditas manos tiene un campesino
que acarician virtudes en la tierra,
con la frente en el llano matutino
y los sueños sencillos y sin guerra.
Su tacto es melodía en oro y lino
pues rebuscan los besos de la sierra.
Tiene su voz la terquedad del trino
del que sabe: la tierra nunca yerra.
La vida va encallando en las orugas,
rebosando la muerte de la esposa,
callando el alma el peso en las arrugas.
Va añorando su rancho y su beldad,
mientras su hijo, la mano en hombro posa:
-papá, llegamos a la gran ciudad.
(Fin de la segunda polaridad)
Pd: si por casualidad caen en mis letras, sean tan amables de escuchar la declamación del poema en el link de youtube.