Como el sueño perezoso que cada
amanecer
sueña con la ternura de unas manos
que se enreden
entre los rizos rebeldes de su pelo negro…
Una caricia
remolona ocupa egoísta una esquina
de tus ojos
y se oculta entre las ramas del viento
derramando
en mis manos el café y en mi boca
el sabor a hierbabuena que dejan tus besos.