Imaginarte descubierta de pétalos
sin gotas de rocío en tu aurora
con los brazos erguidos,
tenazas negras chorreando aceite,
fresas sin colorante a centímetros
de mi incrédula boca. Rompo
la yema de los dedos con martillos
de pan blanco. Babosas en fila india
recorren nuestros cuerpos,
masas viscosas de supergen fluyen
de la ducha, nos invaden,
se derriten tus palabras ahogándome
los tímpanos. Alcanzo
las estrellas desde mi patio y te diseño
un vestido con escaparates incrustados
llenos de ropa femenina. ¿Lloras?
Aprieta tus tersos muslos
contra mi carne impregnada
fúndete en el caldero bermellón
de Vulcano, lenguas de escalofrío
nos marcan la piel herida.
Amarte cada grano de arena
sin apeadero en el oasis.
cierro la ventana opaca
que me muestra un bosque grisáceo
y me embadurno de besos.
Por si algún día te hallo
dejo las huellas marcadas en el camino.