Tengo
un poema
de caminar raro,
uno de esos
innominado
y parte del grupo
de los no nacidos.
Aunque
este
es
de
los
que cópulan
en una metáfora
vacía
con escasez de recuerdos
y exceso se verbos.
Lo miro fijamente,
detallo esa imagen de aborto sin nombre
y estallan las campanas
metafísicas donde duermen
las alondras azules
de horizontes perdidos.
Quizás en la línea invicta
de aquello confines
he visto
a la infame
memoria
regurgitar
un lenguaje
ciego
donde se han enterrado
cientos
de poemas como este.